sábado, 20 de noviembre de 2010

reNgo @ revolution


  El circulo nunca completamente cerrado de arte-producción artística-espectador-consumo-producción artística-arte, tendrá en las épocas actuales la circunstancia prevaleciente de que, tanto artistas como espectadores recurren al camino ya trazado y marcado por el monstruo mediatico; al menos en un país como este, las alternativas son escabrosos caminos de autoproduccion y autodifusion. Este sera a veces un terreno fertil de artistas que desarrollan su capacidad al máximo y, de a poco van rompiendo la gruesa pared que los separa de su espectador potencial, hasta que finalmente tienen acceso a este y cierran el circula de alguna manera. Pero la mayoría de la veces sera un profundo despeñadero donde los artistas abandonaran sus talentos, sus búsquedas y claudicaran en aras de producción de bienes materiales mas reconfortantes, bienes emocionales mas duraderos o bienes intelecuales mas saludables.
Este ultimo caso es nada mas y nada menos que la enfermedad terminal de la cultura de una ciudad en donde el consumidor común de arte y entretenimiento, o consume lo que los medios le dan repetidamente generación tras generación o abandona el consumo de arte y los suplanta por el consumo de tecnología la mejor de las veces o el consumo de placeres individuales como la buena comida o el buen vestir, que algunas veces sera también arte pero otras no. Quedan pocas opciones ante esto que es inherente a las economías latinoamericanas y una que me ronda actualmente es que si los artistas no tienen espacios, no tienen retribución, no tienen esperanzas al menos nos quedara la posibilidad de establecer una política de salvamento de nuestra manifestación artística y salir a la calle a regalarlo, a ejecutarlo a mantener y construir una sensibilidad en la gente, que derive algún día en saber distinguir la diferencia entre objeto artístico y producto. Con ninguna intencion de consumo excluyente sino sobre la idea ampliar las posibilidades para el consumidor en potencia. En la calle habrá mas de un obstáculo igualmente pero al menos, la parte de hacer cumplir al arte su cometido entre la colectividad, que suceda en tiempo real y conmueva a dos o tres. Esta idea, repito, ronda mi cabeza y sera el punto de partida de un proyecto en ciernes.
e.s.b.
monterrey, n.l. a 20 de noviembre de 2010

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