La musica como la vida debe ser un homenaje para si misma, no para el que la compone ni para el que al ejecuta sino para todos los que forman parte de la historia de la musica. Los grandes maestros y los de oficio musicos.
Este homenaje solo sucede completamente cuando dejamos que la musica suceda por dentro de nosostros y por fuera, que nos manifieste vivos, que nos compruebe en el colectivo y en el universo.
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